El buceo hace que nos entren ganas de orinar. ¿Por que ocurre?
Esto ocurre al sumergirnos en el agua, y se debe al desplazamiento de las sangre de las piernas hacia el tórax. Este aumento de volumen central activa unos receptores en el corazón que, para regularizarlo, activan al organismo para eliminar líquido. Pero sin embargo no es la única explicación. Podemos comprobarlo poniéndonos boca abajo o tumbado con las piernas elevadas: la sangre de las piernas se desplaza, pero no aumenta las ganas de orinar.

El control del volumen de líquido en el organismo se lleva a cabo mediante complejos ciclos de retroalimentación en los que participan combinaciones de factores mecánicos, nerviosos, ambientales y químicos.

¿qué otros factores intervienen?

La posición. Un error común sobre la diuresis es que la presión del agua en las piernas, que aumenta con la profundidad, desplaza la sangre hacia el Tórax que está a menor presión.
 Se ha comprobado que este fenómeno se produce cuando se mantiene horizontal en el agua, situación en la que no hay diferencias de presión entre la cabeza y los pies. También ocurre cuando se está boca abajo en el agua, ya que la sangre no se desplaza hacia los pies. Por lo que tiene que haber otra explicación.

La gravedad. Cuando permanecemos tumbados en el suelo, la presión sanguínea en los brazos y las piernas es casi la misma. Esta presión cambia al estar de pie, y es mayor en las piernas debido al peso de la sangre. La sangre se acumula en las piernas debido a la gravedad y a que las venas se dilatan para contenerla. Al sumergirnos en agua, la flotabilidad contrarresta gran parte de los efectos de la gravedad sobre el volumen de sangre en el cuerpo. Esta compensación de la presión sanguínea aumenta el volumen de sangre en el tórax y la diuresis.

La presión negativa. Cuando una persona se encuentra sumergida en el agua hasta el cuello, la presión del aire en la boca es inferior a la que ejerce el agua sobre el pecho. Inspirar requiere cierto esfuerzo. El acto de inhalar contra esta presión más baja se denomina respiración con presión negativa. Uno de ellos es la llegada de poca cantidad de sangre al pecho y la escasa o nula diuresis. Durante una inmersión, los reguladores utilizados en el buceo suministran aire a una presión cercana o igual a la del agua circundante. Se producen algunas variaciones que dan lugar a cambios constantes de presiones ligeramente positivas a ligeramente negativas, por lo que se van produciendo desplazamientos del volumen de sangre en ambas direcciones.

Factores químicos. El aumento del volumen de sangre en la región central del cuerpo que se produce durante la inmersión estimula la liberación de sustancias que aumentan y regulan la diuresis y la eliminación de sodio y de potasio. Entre las principales sustancias que regulan la pérdida de líquidos por la orina se encuentra la hormona vasopresina. Uno de los efectos de esta hormona es concentrar o reducir la cantidad de orina. La vasopresina u hormona antidiurética (ADH) es importante para el funcionamiento normal del organismo y para evitar la deshidratación. Sin embargo, la inmersión inhibe esta acción e incrementa la diuresis, al menos temporalmente. Otro factor habitual que inhibe la vasopresina y causa el mismo efecto es la ingestión de bebidas con alto contenido alcohólico. Una sustancia más importante involucrada en el aumento de la diuresis durante el buceo es el PNA.

Cuando, en una inmersión, aumenta el volumen de sangre en el pecho, las cavidades superiores del corazón o aurículas se distienden para alojarla. Para contrarrestar este aumento de volumen, las células de las aurículas secretan una sustancia que aumenta la diuresis, suprime la sed, incrementa la natriuresis y estimula la liberación de diversas sustancias. Debido a que se secreta en las aurículas y a que es uno de los principales factores que aumentan la natriuresis, a esta sustancia se la denomina péptido natriurético auricular o PNA. El PNA es un péptido, un tipo particular de proteína.

Factores del entorno. La diuresis es mayor durante el día que por la noche, un fenómeno que facilita el sueño nocturno, con independencia de si la persona está en inmersión. El agua salada, que es más densa que la dulce, aumenta ligeramente la flotabilidad y el efecto diurético del desplazamiento de sangre hacia el pecho, aunque estos factores son poco importantes. La inmersión en aguas frías produce una constricción de los vasos sanguíneos de las piernas para reducir la pérdida de calor, de forma que aumenta el volumen de sangre en la región central del cuerpo y también las ganas de orinar. La inmersión en agua caliente, que puede ser, por ejemplo, la de una bañera, estimula menos la diuresis, aunque este efecto actúa hasta que el cuerpo está suficientemente caliente y los vasos sanguíneos desvían la sangre del tronco para eliminar calor. El frío es un factor tan determinante que su efecto se nota con sólo tomar una ducha fría, sin necesidad de sumergirse en agua.

Factores desconocidos. Aunque la profundidad no afecta a la diuresis, ésta aumenta cuando la persona se encuentra en una cámara hiperbárica seca, según se ha observado en estudios de saturación profunda. No se sabe exactamente por qué, si bien podría tratarse de un aumento de la presión y la densidad gaseosa y una reducción de la pérdida de agua a través de la piel. El organismo utiliza una ruta alternativa para eliminar agua.

La falacia de la diuresis por inmersión No es cierto que sumergir la mano de una persona en agua (a cualquier temperatura) mientras duerme aumente también la diuresis.

Resumen. La inmersión conlleva distintos cambios, y hay diversos factores que explican la mayor diuresis. El control del volumen de líquido en el organismo se lleva a cabo mediante complejos ciclos de retroalimentación en los que participan combinaciones de factores mecánicos, nerviosos, ambientales y químicos. Por otro lado sabemos que, cuando la necesidad aprieta, es difícil aguantar las ganas de orinar.

Fuente: DAN